El Barco, No, no es la serie española..... aunque para el caso es bien parecido!!
No puedo dejar pasar esta columna de Sergio Melnick. Un certero análisis de la realidad de Chile hoy en día. Triste e indignamente certero!!!
Copio el documento completo, porque vale la pena leerlo. A mi me llegó por mail, menos mal, porque ante las continuas estupideces que han hecho los parlamentarios y el gobierno de turno. Yo he desterrado de mis lecturas los diarios nacionales, obvio tampoco veo las noticias nacionales. Por mail me llegan un par de resúmenes y con eso tengo de sobra para saber que se siguen haciendo tontera tras tontera.
OPINIÓN
El barco: ¿hacia dónde navega Chile?
VIERNES, 26 DICIEMBRE, 2014POR: SERGIO MELNICK
Si vemos al país como una nave que quiere llegar al desarrollo, su capitán es
el presidente; sus oficiales, los ministros. Un capitán-presidente requiere de
muchas habilidades: no basta con la sola posesión del rango ni con las buenas
intenciones para el éxito del viaje.
Sergio Melnick
Economista
No más GPS
Este barco-Chile estuvo a punto de zozobrar en los 70 por el mal manejo de un
antiguo capitán, pero fue salvado a último momento y luego completamente
remodelado. Así, el nuevo barco llevaba ya unos 30 años navegando sólidamente
hacia el desarrollo. Había logrado pasar varias tempestades en un adecuado
clima de convivencia de sus marineros, buscando los grandes acuerdos y la
colaboración. No sólo eso: pasó a destacarse como el mejor barco de toda América
Latina, y era admirado no sólo por la velocidad, sino por la destreza que
mostraba en el manejo de sus políticas públicas, que eran imitadas por otros
barcos.
Los barcos que lo hicieron, efectivamente empezaron a avanzar más rápido que
nunca y así lo siguen haciendo hasta hoy. Más aún, cientos de miles de
marineros de otros barcos cercanos se vinieron a trabajar al nuestro, con la
gran esperanza de llegar al desarrollo.
En ese contexto, y por cierto no exento de problemas como cualquier navegación
al paraíso, correspondía técnicamente el relevo del capitán del barco, que es
elegido por todos sus marineros. Así fue escogido con enorme entusiasmo y
esperanza un capitán que ya había dirigido el barco y que ahora se repetía el
plato, algo en que lo que este capitán decía no creer.
Lo curioso es que este nuevo capitán decidió dejar de usar el moderno GPS con
que hasta aquí se guiaba al barco y volvió a la antigua navegación por las
estrellas tan propia de los años 60, la misma forma que usaban precisamente los
barcos que iban más rezagados.
Lamentablemente el viejo astrolabio, el admirable predecesor del sextante, con
que se observaban las estrellas y que aún tenía este capitán, estaba dañado
porque sus manecillas sólo giraban hacia la izquierda y no se veían todas las
estrellas. Peor aún, la brújula de complemento, era severamente afectada por el
magnetismo ideológico de las revoluciones y el infantilismo progresista que ya
habían fracasado una y otra vez en esos mares del desarrollo. Con esos
instrumentos, el barco en vez de avanzar retrocedía en círculos.
El capitán ya no buscaba un nuevo futuro propio de los mares del siglo XXI,
sino más bien un pasado inexistente que estaba anclado en sus sueños juveniles,
pero que nunca existieron en la realidad. Eran sólo sueños y fantasías. Tan
confundido estaba el capitán, que incluso hizo alabanzas del viejo capitán
irresponsable que casi hizo zozobrar al barco en el pasado y hasta llegó a
decir que volvería a retomar esos rumbos tenebrosos. Es más, el capitán y sus oficiales
dieron a entender a toda la tripulación, que estimaban todo lo realizado en
esos magníficos 30 años de progreso había estado todo mal hecho y que el barco
debía reconstruirse completamente de nuevo.
El capitán se sumó por omisión al desvarío febril de un oficial de tercer
orden, que sostenía que se debía usar una retroexcavadora dentro del barco para
borrar todo el pasado. De esa manera, la nave rápidamente perdió el rumbo,
claro que llevaba al desarrollo y partió hacia las tormentas de los mares de la
improvisación sobreideologizada; es decir, aquellas ideologías que incluso
niegan la evidencia.
Todo esto inició el nerviosismo, la crispación y la polarización creciente de
los marineros. Junto a ello, empezó una fuerte pérdida de la velocidad y capacidad
de maniobra del barco. Sin la velocidad apropiada, un barco de esa magnitud era
literalmente inmanejable. Así, en vez de navegar a 6 nudos, el barco empezó a
hacerlo a 1, a veces menos. Los marineros se comenzaron a preocupar, creció la
incertidumbre, nadie se atrevía a contradecir al capitán, hasta que empezó a
verse la tormenta en el horizonte lo que ya era evidente para todos y que será
muy evidente el año 2015 si el barco sigue como va.
El capitán caprichoso
Las voces de preocupación empezaron lentamente a manifestarse hasta entre los
mismos consejeros que se sentaban diariamente en la mesa de honor del capitán.
El barco iba sin rumbo, claro, además de perder velocidad más allá de lo
prudente.
El curioso capitán decía que esto estaba ocurriendo porque era el mar el que
estaba malo, pero curiosamente pasaban raudos por el costado otros barcos,
exactamente en el mismo mar. Las cosas no cuadraban, los marineros lo notaban.
Para mayor gravedad, los cambios estructurales que se proponían para el barco y
el nuevo rumbo de navegación al desarrollo eran más bien intenciones gruesas,
quizás eslóganes de campaña, pero no planes bien pensados ni mucho menos con
estudios técnicos apropiados que los sustentaran. Un cambio estructural del
barco requería estudios detallados de ingeniería, pero ésos no se habían hecho.
El capitán, sin embargo, rugía para que dichos cambios se implementaran a como
diera lugar, en forma acelerada, y todos al mismo tiempo. Pero en realidad,
salvo las buenas intenciones, nadie sabía cómo hacerlos en la práctica, y por
cierto tampoco lo sabía el propio capitán. Así también empezó a quedar muy
claro que muchos de los oficiales de mayor rango que el capitán había
seleccionado como su equipo, simplemente no tenían las competencias apropiadas
para las altas funciones que ejercían.
Cuando todos los instrumentos tecnológicos del barco daban alertas de malas
señales, los marineros le empezaron a decir a voz en cuello que el barco iba
mal, que las reformas no eran adecuadas, y que debía cambiar el rumbo.
Sin embargo, el capitán de caprichosa personalidad decía que no le gustaba que
lo pautearan, que sabía muy bien lo que hacía y que hacía lo que quería. En
realidad, no lo sabía.
Empezaron todos los oficiales y consejeros a culparse unos a otros de lo mal
que andaba el barco, mientras el capitán seguía casi de lejos, como en una
torre de marfil, el acontecer del barco, sustentado más bien en su rango que en
su real habilidad de liderar el proceso. En un arrebato de ira frente a las
críticas, les dijo a los oficiales que debían trabajar más duro, lo que no les
gustó a muchos de ellos que hacían todo lo que podían. El problema era más bien
de liderazgo, y eso el capitán no lo podía reconocer, era mucho para su
orgullo. Los problemas se agravaron, y algunos de los antiguos capitanes más
experimentados, incluso amigos cercanos del nuevo capitán, empezaron a levantar
la voz mostrando las incompetencias del liderazgo, la falta de rumbo, y las
erráticas decisiones del capitán, lo que sólo elevaba sus iras y aumentaba su
propio voluntarismo. Para el capitán, todos estaban equivocados, no él.
El combustible falla
Navegando ya a un nudo y medio, la cosa no andaba bien. Los marineros se
acordaban de otra forma de navegar de esta magnífica y admirada nave. Por más
que el capitán ordenaba acelerar la marcha, el barco no se movía e incluso
seguía bajando la velocidad y con el agravante de un sobrecalentamiento
delicado, llegando la inflación al 5%, el doble de la temperatura normal de
esos motores.
El oficial a cargo de las máquinas estaba al parecer entrenado en los viejos
motores a vapor, de los tiempos del astrolabio, pero este motor era uno
moderno, digital, tecnológico. En la jerga más técnica, este motor se movía por
sofisticado combustible llamado las expectativas, y no por carbón, y de eso
este oficial al parecer no entendía casi nada. Elaboró muy improvisadamente una
reingeniería de procesos de combustible llamada tributaria, que hizo las cosas
aún peor. Como no entendía el problema, su propuesta era sólo voluntarista y no
técnica como se requería para este barco. Esa reingeniería en vez de generar
más energía para los motores, se la quitaba a todas las secciones del barco.
Entre otros oficiales más experimentados que habían servido a grandes capitanes,
le corrigieron todo lo que pudieron, pero igual los motores quedaron aún peor
que como estaban. Este oficial primero había ofrecido al capitán una velocidad
de 3,5 nudos y creciendo, pero con sus arreglos la cosa llegó a 1,7, nada menos
que la mitad y decreciendo. Peor todavía le echó la culpa de todo lo que estaba
pasando al capitán anterior y al mar. Al principio zafó, pero luego todos se
dieron cuenta de que era su propia incompetencia. Ahora ya nadie en el barco le
tenía confianza a este oficial, pero el capitán testarudo que no le gusta que
lo pauteen lo protegía, aun a costa de su propio desprestigio. En los últimos
sondeos, el 55% de los marineros rechazaban el trabajo del capitán que sólo era
apoyado por un magro 35%. La cosa se ponía cada vez más difícil para el
capitán. De seguir así, podría venir un motín de sus propios oficiales, que
venían de siete escuelas muy diferentes entre sí, con opiniones muy antagónicas
no sólo de cómo manejar el barco, sino de cuál era el verdadero rumbo al
desarrollo. Tan grandes eran las diferencias que los de un extremo decían que
había que ir al este, y los otros al oeste. Ahí no había posibilidad alguna de
encuentro, el pronóstico no era bueno.
Lo que se viene
El 2015 se viene difícil. La economía no va a repuntar si no cambian las
expectativas y eso lamentablemente depende hoy enteramente del capitán y sus
oficiales. Pero el capitán es caprichoso y voluntarista, no está claro que
escuche siquiera a su propia tripulación, menos a sus detractores.
El oficial de máquinas ya no tiene credibilidad, por eso es difícil que pueda
ayudar a cambiar las expectativas, que es el combustible que mueve el barco.
Seguirá tratando de mover con carbón el motor digital. El oficial de
entrenamiento reconoció públicamente que no era su tema, por ende estaba
improvisando lo mejor que podía. Curiosamente este oficial entendía mucho de
motores digitales. El oficial de salud anda extraviado. El oficial de
asistencia social no se sabe que es lo que hace. El oficial de personal,
resultó ser experto en seguridad, y va a cambiar las leyes del trabajo de modo
que el barco únicamente irá más lento. El capitán adjunto nunca había mandado
ni una fragata menor y sólo espera las órdenes del capitán, que ya hemos visto
anda muy perdido.
A pesar de todo lo anterior, el capitán insiste en remodelar completamente el
barco, el mejor barco de América Latina. Es posible que lo cambie, pero eso no
es necesariamente para mejor.
Epílogo
El cambio por el cambio nada garantiza, menos cuando es improvisado y voluntarista.
Ya ha ocurrido con la reforma tributaria, que es muy mala. Así le ocurrió ya
una vez a Bachelet con el Transantiago, que hizo el cambio, pero quedamos peor.
Igual va a ocurrir ahora con la educación. Lo notable es que Bachelet sostuvo
en esta misma revista que el cambio debió haber empezado por la educación
pública, que es la que está peor, y ni siquiera hizo caso al sentido común. Lo
mismo va a ocurrir con la reforma laboral, que hará más lento al barco.
Le guste ser pauteada o no, Bachelet deberá cambiar su gabinete. La pregunta es
si será sólo un cambio cosmético o uno real de rumbo del barco. Por el bien del
país, y todos nosotros, ojalá sea lo segundo, pero la personalidad del capitán
da para pensar lo opuesto.
Es altamente probable que a mediados del 2015 ya haya un motín a bordo y que la
nueva mayoría tenga una crisis muy severa, frente a los malos resultados.
Resultados de los cuales ya no podrán seguir culpando al capitán
anterior. Al contrario, incluso aquéllos que no lo seguían lo empezarán a echar
de menos frente a la situación del país. La crisis de la Nueva Mayoría muy
probablemente será por uno de sus extremos, es decir, el PC o la DC. Dado el
carácter del capitán, en mi opinión será una parte de la DC la que dejará de
apoyar al capitán. Esto se generará una vez aprobado el cambio al binominal
como lo propone el Gobierno, que es un traje a la medida para la nueva
plataforma de izquierda que se prepara en el país. A partir de ese momento, la
DC ya no es más necesaria para la izquierda y subirá el tono de las agresiones
y desaires hasta generar la crisis. Eso será el inicio de un mayor grado de
polarización, lo que en mi opinión es muy delicado.
Los países sólo progresan a partir de grandes acuerdos, no a base de la
polarización, que es el paraíso de los fundamentalistas o los infantilismos
progresistas. •••
Como ven un triste escaner de la realidad nacional.
El Insomne Pensador